La conciencia

Comienzo del articulo publicado en la página 17 del  número 39 de nuestra revista Retales.

Autor: V.·. H.·. J.M.Barredo Mandziuk — Logia Sol de Aragua nº 96 — Venezuela

Orígenes aceptados de la conciencia.

Analicemos los tres orígenes más comúnmente aceptados de la conciencia:

1. En primer lugar, desde la creencia en lo sobrenatural, se ha considerado la conciencia moral como una expresión de la ley divina. En el ámbito cristiano medieval, por ejemplo, se consideraba que Dios ha dado la conciencia al ser humano para que pueda reconocer la ley natural, que es el desarrollo de la ley de Dios en este mundo. Como ejemplo puntual el origen judeo-cristiano de la conciencia se presenta en el relato simbólico del Génesis en el momento que los padres de la humanidad, Adán y Eva, comen del árbol prohibido tomando así conciencia del bien y del mal. No vamos a analizar este tipo de opinión, ya que depende de la creencia previa en alguna realidad sobrenatural, sobre la cual los argumentos sobran por ser hechos de fe.
2. Por otra parte, desde posturas naturalistas, se ha defendido a veces que la conciencia moral es una capacidad innata de tipo racional que nos permite decidir sobre lo bueno y lo malo. Desde este tipo de posturas también se ha defendido que es innata, pero no racional, sino una especie de sensibilidad o de capacidad perceptiva para el bien y el mal.
3. Por último, desde distintos enfoques, se ha considerado que la conciencia moral se adquiere. Se-gún estas teorías, la tomamos del entorno en que nos hemos desarrollado. Los valores dominantes en los distintos grupos sociales en que nos movemos afectan a nuestro modo de valorar las cosas y las acciones. A lo largo de nuestra vida, esta conciencia irá desarrollándose y variando, aunque lo fundamental de la misma se adquiere en la infancia y la adolescencia.

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